llegar a extremos es lo cotidiano, sobrepasarse en tragos o conducir ebrio se ha vuelto normal, exponemos nuestro cuerpo a altas dosis de adrenalina sin medir las consecuencias, pero que sucede cuando exponemos nuestro cuerpo a lo permanente, a cambios drásticos y sin medidas, algo tan simple como una cirugía estética nos puede cambiar para siempre la forma en la tomamos la vida, como el caso de esta mujer.
Hang Mioku, tuvo su primera cirugía plástica a la edad de 28 años, y tiene una adicción a las cirugías cosméticas que ha destruido su vida. Luego de su primera cirugía plástica, su adicción la llevo al Japón donde recibió operaciones adicionales en su rostro, las cuales eventualmente se agrandaron y deformaron.
Los cirujanos que ella estaba visitando le dijeron que y ano practicarían mas operaciones en ella y le sugirieron que buscara ayuda para su adicción. Luego de regresar a su casa en Corea, Mioku estaba tan deformada que ni su propia familia la podía reconocer.
Luego de buscar más cirujanos para que la operaran, ella encontró un doctor local coreano quien le proveyó algo de silicona, la cual ella misma se inyectaba en su rostro con una aguja.
Mioku era tan adicta a la cirugías plásticas que ella comenzó a inyectarse aceite de cocina en su cara cuando la silicona se le acabo. Hace poco, Mioku fue presentada en la televisión Coreana por su adicción y deformidades.
Muchos televidentes enviaron dinero para ayudarle a tener operaciones adicionales que le remuevan las deformidades en su cara y por consiguiente su tamaño. Al ver error de sus decisiones, Mioku solo desea volver a tener su rostro original una vez más.
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