Un joven filipino cambió drásticamente su apariencia con cirugías plásticas debido a su obsesión con el hombre de acero.
Manila. Desde 1995, el joven filipino Herbert Chávez ha pasado por el quirófano en numerosas ocasiones para parecerse a su héroe favorito, Superman. Se ha operado de todo lo que ha sido necesario: desde el aumento del mentón hasta los implantes de caderas.
Chávez, de 35 años, también se ha hecho una rinoplastia y se ha puesto silicona en los labios para hacerlos más gruesos y carnosos, según publica el diario Daily Mail.
Pero la obsesión de este joven por Superman va más allá. Tiene una impresionante colección de productos del hombre de acero. Su casa de la ciudad de Calamaba, al sur de Manila, está llena de estatuas a tamaño natural del héroe, figuras de acción, ropa, comic y carteles.
Un psicólogo le ha diagnosticado un trastorno dismórfico corporal, es decir, que tiene obsesión con hacer cambios estéticos en su cuerpo.
Estamos viviendo una época en la que la belleza ya no solamente se asocia con delgadez, sino también con juventud.
Mente sana en cuerpo sano significa equilibrio. Pero, ¿qué pasa cuando de los dos elementos se sale de control? Cuando una persona decide dejar a un lado actividades de su vida cotidiana para hacer ejercicio, es probable que sufra vigorexia, conducta en la que se ejercita en exceso.
Quienes desarrollan este trastorno son personas que fueron extremadamente delgadas u obesas, o bien, que han pasado por algún trastorno alimenticio como la bulimia, anorexia u ortorexia -el conteo extremo de las calorías de cada alimento antes de comerlo-, explica Fabiola Sánchez Álvarez, maestra en Terapia familiar Sistémica.
Quienes viven con vigorexia piensan todo el tiempo en cómo compensar con el ejercicio lo que creen que se comieron de más y pierden el interés por tener momentos de recreación por pensar en el entrenamiento, afirma la especialista.
Además, cuando la persona no sigue al pie de la letra su rutina cae en episodios de ansiedad, frustración y enojo.
"Casi todos los trastornos alimenticios o de este tipo que se dan a partir de situaciones de alimentación y de extremo en movimiento de los pacientes, tienen que ver con una necesidad de aceptación, de verme mejor, de sentirme seguro ante el medio que me rodea, todo el tiempo estoy sintiendo que me observan", indica Sánchez Álvarez.
Erróneamente, estas personas creen que haciendo más ejercicio tendrán mejores resultados, cuando en realidad lo que están haciendo es poner en riesgo su salud, pues es común que los vigoréxicos no coman adecuadamente y utilicen mucha más energía de la que consumieron en los alimentos.
"Lo que he visto en algunas personas (vigoréxicas), es que ellas deciden eliminar los carbohidratos (...), todo lo que piensen que puede engordar", enfatiza la psicoterapeuta.
Las características de quienes padecen este trastorno es que son personas que se aislan, con pensamientos autodestructivos, que no duermen bien porque llegan a generar trastornos de sueño, con tendencia a deprimirse y que con el paso del tiempo pueden desarrollar problemas de corazón o riñón, detalla.
Para la familia y el círculo de amigos es difícil identificar que existe un problema con ellos, pues suele vérseles como personas saludables que se cuidan a través del ejercicio, agrega.
"La vigorexia es un trastorno silencioso, imperceptible para algunas personas", refiere.
"Personas que nos dedicamos al área de la salud, nutriólogos, psicólogos, médicos, podemos notar una conducta extraña, un extremo del comer bien y hacer ejercicio y ser una persona saludable, contra alguien que ni siquiera te le puedes acercar mientras entrena porque siente que tu distracción provoca que ellos no rindan lo suficiente".
Si no hay significación compartida, no es manifestación cultural. Puede denominarse expresión del sujeto o incluso podría trascender según la mirada que se tenga de un grupo de personas con rituales comunes de identidad.
Sin embargo, para comprender mejor el sentido de las marcaciones en el cuerpo Sandra Sierra propone puntos diferentes desde los cuales se analiza las intervenciones tanto a nivel individual, como social.
“Podríamos hablar de las funciones que cumple el tatuaje empezando por lo que la persona hace porque la cultura no le provee, pasando por la construcción del cuerpo para presentarse al otro con las marcas y en busca de reivindicar la singularidad; también como una forma de memoria para escribir la historia de vida en el cuerpo, como un asunto adictivo o masoquista; y por último, pero no menos complejo, por identificación con un grupo social”.
Si bien cada caso tiene su particularidad, estas visiones enriquecen la percepción de esta práctica que se hace más común todos los días. Hoy, la población está encarnada en el afán del capitalismo, está sumergida en las dinámicas de la moda y tal vez no encuentra sentido, en algunos casos, sobre la trascendencia de intervenir el cuerpo.
Por ahora, las marcaciones son resultado de la tendencia del mercado, pero no carecen de significado para quienes las realizan pues solo para cada uno tiene un valor especial, una historia que contar, una intención de utilizar el cuerpo como instrumento estético o como obra de arte.
No puede analizarse el tema sin reconocer la existencia de la pintura o las perforaciones en el cuerpo como un hecho histórico que se arraigó a la cultura occidental en 1771, antes de ello, registros arqueológicos constatan la existencia de momias egipcias intervenidas en la parte pélvica baja, para embellecer el cuerpo y darle más estatus.
Aunque la valoración del tatuaje en occidente no fue similar a la egipcia, tomó un valor simbólico preponderante para los marineros, pues eran ellos, con valor y astucia; los que lucían en sus brazos imágenes concernientes a la permanencia en la marina.
Más adelante, diferentes comunidades en el mundo optaron por las perforaciones y los tatuajes como rituales de iniciación, gestos de maduración, prácticas mágicas o religiosas e incluso, como castigos a crímenes cometidos. Ejemplo de ello es Japón, donde el Emperador Matsuhito prohibió estas intervenciones para no dar la impresión del salvajismo de occidente.
En América ya se conocían estas prácticas, pero se masificaron solo hasta que el primer estudio fue abierto en 1870 en New York por un inmigrante alemán llamado Martin Hildebrant.
Además de Hildebrant, el inventor de la máquina para tatuar, Samuel O’Reilly; y otros tatuadores residentes en ciudades occidentales, lograron popularizar las modificaciones corporales como una expresión juvenil aborrecida por los adultos.
El paso de los años demuestra que el valor simbólico de las intervenciones perdió sentido, pues al llegar al siglo XX su función pasó de ser cultural, a una muestra de individaulidad. La razón apunta a que las modificaciones ya no responden a un vínculo social que identifica a las personas de una comunidad con tradiciones propias, como la celebración de los 15 años para hacer referencia de la transición de niña a mujer, o de los collares en el cuello de las mujeres tailandesas, sino que se reviste de un carácter histórico personal.
Según la psicóloga Sandra Sierra, “la misma cultura termina careciendo de esos ritos de paso para situar a las personas dentro de la comunidad. Es por eso que les toca inventar otras formas, como las marcas en el cuerpo, para reconocerse a sí mismos y para estar en la mirada del otro”.
Asimismo, Sandra asegura que el cuerpo intervenido, como atuendo de cada sujeto, cuenta una historia singular, porque resulta ser el retrato de la vida añadido a la piel a través de técnicas ofrecidas por la misma sociedad.
El cuerpo siembre ha tenido usos a través de la historia. Su misma concepción ahora parece dirigirse a definirlo como un atuendo personal para resaltar ciertas modificaciones irreversibles, pero que singularizan al individuo.
Sin bien en un punto de la historia resultaban inquietantes, las modificaciones corporales ya no son ajenas a ningún ser humano, no son marginadas, ni mucho menos satanizadas por considerarse inmorales o incorrectas para la sociedad. Por lo contrario, continúan consolidándose en nuevas generaciones con perspectivas de vida diferente y poco arraigadas a las manifestaciones culturales de una comunidad, a las mismas expresiones que alguna vez respondían a elementos simbólicos propios de una tradición.
Hoy existen dos bandos, dos posiciones desde donde se debaten las intervenciones en el cuerpo como una expresión emergente de la cultura o como un hito de la moda que tiende a esfumarse.
Se llama María José Cisternas, tiene 35 años, y es de Guadalajara. Su idea de hacerle a su cuerpo una transformación extrema surgió a raíz de ser maltratada por su esposo. Es abogada, pero al decidir reiniciar su vida cambió de profesión a tatuadora.
La mujer gato
Esta mujer es Jocelyn Wildenstein, una millonaria suiza que ha gastado alrededor de tres millones de euros en cirugías plásticas, con el objetivo de tener la atención de su esposo, quien amaba a los gatos. Jocelyn decidió transformar su cara y darle rasgos felinos, a ver si así recuperaba a su marido. ¿Lo peor de la historia? Lo logró.
El hombre lagarto
Erik Sprague tiene de 39 años, es un músico, comediante y artista circense que vive en Texas. Su transformación en Lizardman surgió de una mezcla de pasión por el performance, y algunos principios de Ludwig Wittgenstein. Este autor decía que todo comparte cierta familiaridad, y eso fue lo que motivó a Lizardman a ser diferente por medio de medio de modificaciones permanentes. Decidió convertirse en un reptil porque considera que es algo que le va a gustar por el resto de su vida.
La Barbie vivente
Sarah Burge, inglesa de 50 años, es otra mujer traumada tras un divorcio, como casi todas las de esta lista. Es la mujer con más cirugías en todo el mundo. Su objetivo es parecer Barbie, y le ha costado alrededor de cien cirugías. Entre sus locuras, le ha puesto Botox a su hija de 16, y le enseñó a bailar tubo a su hija de 7.
El hombre de los brazos explosivos
Gregg Valentino, de 50 años, es un fisicoculturista que empezó a usar anabólicos a los 36 años. A pesar de que ya estaba mamey, no le bastó y comenzó a inyectarse sintol, un aceite que da volumen a los músculos, pero no fuerza. Valentino empezó a consumir cada vez más esteroides y a hacer más ejercicio, al grado de que sus bíceps eran más grandes que su cabeza. Un día, estos músculos no aguantaron más y explotaron. El fisicoculturista fue internado en el hospital, donde le arreglaron los brazos y se los dejaron de un tamaño más decente.
Muchas personas dirían que el cuerpo es un templo sagrado,
aunque por naturaleza utilizamos el cuerpo para identificarse y distinguirse, algunos se atreven a
transformarlo con operaciones y técnicas dolorosas y extremas, a lo que nos
preguntamos qué tan lejos se puede llegar con tal de marcar la diferencia.
La modificación corporal ha sido parte de ritos culturales
propios de cada civilización, hay muchos países que vieron nacer culturas las
cueles implementaban varias técnicas de modificación corporal como el tatuaje y
las expansiones, sin embargo en el mundo moderno surgen como una simple moda,
hombre y mujeres desafían las normas para cambiar su apariencia y así lucir
diferentes, sabiendo que en algunos casos estos cambios son irreversibles, para
cuerpo modificado, tatuado o escarificado hay un artista detrás.
La alteración del cuerpo, la intervención estética y la aceptación
física, parecen conducir por separado a un mismo concepto abstracto e
individual “LA BELLEZA”. Una de las consecuencias de la comunicación global, es
en medida la imposición de modelos de belleza universales, pues tenemos al
hombre occidental blanco y a la mujer rubia como un modelo ideal, que en medida
se vuelve un absurdo, pues basta con descubrir rasgos físicos específicos para
apreciar una belleza distinta.
Y existen muchas maneras de llevar con orgullo el cuerpo que
se nos es otorgado auqnue este no cumpla con los cánones de belleza actuales, y
saber sobrevivir sobre esos estereotipos y a la final darnos cuenta de que no
todo el mundo puede encajar en un parámetro de belleza, porque lo que debemos
de hacer en realidad, es llenarnos de verdadera sabiduría y darnos cuenta de lo
que en verdad es el otro, y ahí encontrar una belleza absoluta, y vivir desde
la diferencia, porque si bien hay ideales, la mayoría no van a llegar a ellos.
Estamos in duda travesando una era donde todo lo que es el
individualismo, tiene un poder muy fuerte, el poder del ego hoy por hoy hace que
la gente vaya tomando lo que estipule como algo religioso, pero de igual manera
estamos también entrando en una época de equilibrio.
Ya sea eligiendo el cuerpo que se quiere o aceptando el físico
con el que se nació, el ideal de belleza siempre será tema de debate, el hecho
es que la belleza del mundo nunca parece suficiente y esto es casi lo único cierto
que se puede decir de ella a través de los siglos, en menor o mayor medida se
busca la aceptación de los demás, de uno mismo, pero a veces la búsqueda de la perfección
nos lleva por caminos inciertos.
Ideal, subjetiva, individual o universal la belleza ha sido
un tema fundamental en la historia, ya sea por continuar una costumbre,
ostentar riqueza y poder o quizás porque teniendo un físico bello se logre ser
aceptado.
La persona fea esta estigmatizada, siendo la fealdad algo
que se tiene que poner entre “” (comillas) por que habría que irse a lo que es
la fealdad, que a su vez es un concepto muy individual. La persona que se
siente fea, realmente se relega, se aísla, se siente insegura y esto a la final
favorece un maltrato por parte de las personas quienes la rodean, por lo mismo,
porque favorece que la releguen.
Los medios publicitarios, enriendasen, periódicos, revistas,
televisión, radio, etc. Han creado una
imagen de belleza, un concepto que es el que supuestamente debería de seguir la
sociedad y si las personas no se auto catalogan dentro de esta imagen o este
estereotipo, entonces busca como estar dentro del mismo, recurriendo a las cirugías
y otros procedimientos.
Es así como parte de la sociedad actual
advirtiendo el contraste entre su propia realidad corporal y los prototipos de
moda, terminan persiguiendo un ideal difícil de alcanzar, y volviéndose amigos
de la constancia, virtud fundamental para conquistar la perfección física, sea
cual fuere el camino que se opte para alcanzar los atributos del cuerpo
deseado.
A veces las pasiones o los fanatismos vuelven a la gente extremista, obsesiva y muy decidida. Este es el caso de Catman o Stalking Cat(“hombre gato” o “gato que acecha”), hoy fallecido y que en paz descanse, fue una persona tan fanática de los gatos, así como del resto de los felinos en general, que decidió no parar de modificar su cuerpo hasta verse como uno de ellos. Te invito a que hoy recordemos a Dennis Avner, gran personalidad de la modificación corporal y mundialmente conocido como Catman, “el hombre gato”.
Dennis nació en Whidbey Island; Estados Unidos, el 17 de agosto de 1958. Se crió dentro de la comunidad nativo-americana compuesta por personas de las tribus Hurón y Lakota. Creció de esta manera, rodeado por las ancestrales historias sobre distintos animales de los nativos del lugar y así, él mismo sostiene que sus costumbres y sus creencias lo han llevado a querer convertirse en el mítico felino en que buscó transformarse: el tigre.
Tan solo a la edad de 23 años, Stalking Cat (su nombre nativo y por el cual gustaba que lo llamaran) comienza a realizarse los primeros tatuajes de rayas de tigre, ya con su objetivo en mente. A través del paso de los años, él fue tatuandose cada vez más rayas en su cuerpo, dejó crecer sus uñas, les dio filo y las reforzó hasta lucir como garras.
Afiló sus dientes además de implantarse dos enormes colmillos, se realizó implantes quirúrgicos arriba de sus labios para simular el hocico de un felino y probablemente lo más llamativo; se colocó bigotes desmontables alrededor de su boca tal como los bigotes de un felino.
Stalking Cat vivió durante años reparando computadoras en su casa de California y hace poco tiempo se habría mudado a Washington por cuestiones laborales, junto a su particular familia compuesta por Stalking Cat, el matrimonio de sus amigos Calhoun y Weiss, sus dos gatos Morris yPretty Girl (niña bonita), una enorme serpiente albina y tres geckos.
Stalking Cat era en realidad un hombre amoroso y muy tranquilo, al menos así lo describía la gente que le rodeaba. Disfrutaba de la naturaleza y la libertad, además le encanta trepar árboles y jugar al aire libre. No obstante, la vida no es fácil y nadie sabrá qué cosas pasaron por la cabeza de Stalking Cat aquél 5 de noviembre de 2012, cuando a sus 54 años de edad, se quitó la vida.
Víctor Hugo Peralta, nacido en la República Oriental del Uruguay, yGabriela, argentina, son marido y mujer desde febrero de 2008 y son una verdadera leyenda del mundo de las modificaciones corporales. Ellos tienen el récord mundial Guinness del 2014 por ser la pareja con más modificaciones corporales juntos: 77 en total y también han aparecido, entre otros medios, en National Geographic Channel, en la edición latinoamericana de su clásico programa Tabú gracias a su arte.
Además, ellos no sólo llevan tatuajes, perforaciones, modificaciones de todo tipo y escarificaciones, sino que también las hacen. Tienen su propio estudio, el bien conocido Querubin Tattoo Studio (que tiene 2 sucursales en Buenos Aires, Argentina) y todos los años participan en diversas convenciones y encuentros de este arte que se desarrollan en la región.
Basta con ver las imágenes para entender cómo lograron su merecido reconocimiento. Como te mencionaba anteriormente, Victor Peralta y Gabriela tienen un total de 77 modificaciones corporales, entre las que podemos mencionar 5 implantes dentales, 4 excelentes expansiones en las orejas y unas 50 perforaciones. Además, la pareja tiene todo tipo de tatuajes, implantes subdérmicos, lengua bífida, tatuajes en los ojos y más.
Cabe destacar también que ambos realizan suspensión de cuerpos, un ritual verdaderamente fascinante. Sin lugar a dudas, tienen el premio más que merecido y si alguna vez tienes la oportunidad de pasarte por alguno de sus estudios, no dudes en hacerlo. Por otro lado, puedes también mantenerte al tanto y visitar su sitio oficial, pues ellos a menudo están viajando y quizá puedas disfrutar de alguna de sus performances en tu ciudad.
Sus senos sobresalen como si pidieran a gritos ser vistos por toda la humanidad. Su trasero es más redondo y puntudo que cualquiera antes visto. Su rostro contiene mucho de ese no sé qué que lo plástico deja entrever y suele lucir tan lejano a lo natural. Y unos tacones de 18 centímetros realzan la figura de Yenis Lugo, quien mide 1,70 metros y a sus 27 años –recién cumplidos- dice con orgullo ser la reina de las cirugías, un estatus que se ha ganado tras ser intervenida en el quirófano en 21 ocasiones.
Antes de cumplir 19, Yenis usaba ropa holgada para disimular el sinnúmero de “imperfecciones” que ella consideraba tener. Una vez cumplida esa edad, hizo su primera incursión en el mundo de las cirugías plásticas, cuando le practicaron una lipoescultura que no sólo la liberó de la grasa acumulada en su papada, brazos, piernas, abdomen y espalda, sino que también le dio la bienvenida al que ahora es casi su segundo hogar: el quirófano.
Yenis afirma que no hay nada que le aporte mayor importancia a una mujer que su propia apariencia física, de ahí a que su afición por las cirugías vaya en aumento a medida que pasa el tiempo.
A la fecha, se ha hecho más de cinco liposucciones, tres rinoplastias, modificaciones de mentón y pómulos; relleno de labios, cuatro cirugías de aumento de mamas; una inyección de grasa y una implantación de silicona en los glúteos (con la prótesis de mayor tamaño en el mercado); además de una marcación abdominal realizada hace menos de cuatro meses.
Según Yenis, la primera vez que acudió a un cirujano plástico lo hizo buscando "sentirse bien", para mejorar su autoestima. Dado que su talla original de brasier era 30, dice que “no tenía senos”. Con ayuda del bisturí fue aumentando el tamaño de los implantes de silicona de 100 en 100 centímetros cúbicos. Empezó con 400 cc, y ya va por 750 cc. Mientras presume de la ausencia de estrías en su busto, Yenis dice que esos aumentos han sido directamente proporcionales con el crecimiento de su amor propio.
Para Danilo Diazgranados, médico de la Universidad del Rosario, psiquiatra y psicoanalista de la Universidad del Bosque, las personas que como Yenis buscan, o tienen como uno de sus valores principales, la perfección, padecen de una patología del pensamiento acerca de lo que sienten y piensan sobre sí mismas. Según el especialista, en ese tipo de casos "se sufre de obsesión por el perfeccionismo, la cual se ve representada en la falsa ilusión de que la autoestima se va a mejorar a través de una cirugía plástica".
Yenis, médica de profesión, se desempeña como gerente de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario de Sincelejo (Sucre), el único lugar donde guarda recato, dado que debe vestirse con la indumentaria que requiere un espacio como ese. “Ahí soy irreconocible, pero a lo que salgo del hospital, se me vuelve a ver mi silueta”, dice.
En contraste con ese trabajo, Yenis se dedica también al modelaje. Es la imagen de la Sociedad de Cirujanos Plásticos de la Costa y varios centros de estética de la región; además, ha participado en concursos de belleza como Colombia Sensual y Chica Play Boy, entre otros en donde ha llegado a ser nombrada “la reina del bisturí”.
En tal sentido, ella argumenta su forma de vestir -que es poco recatada-, dado que “ahora sí puedo mostrar lo que tengo”, a lo que añade que “aparte, estoy vendiendo una imagen a mis cirujanos y patrocinadores. Ellos me pagan para que yo muestre”. Son precisamente las clínicas y centros de belleza que ella publicita los que financian el costo de sus cirugías.
Según Yesid Martínez, quien ha operado la totalidad de las veces a Yenis, “el cirujano propone y el paciente dispone” y afirma que el caso de Yenis Lugo es excepcional, dado que –según dice- ella ha adquirido una especie de adicción a la cirugía plástica que la lleva a querer “más y más” a medida que se hace los diversos procedimientos.
Yenis considera que en todas partes del mundo se encuentran mujeres con busto y trasero voluptuosos; para ella, “mujer natural no hay, no existe”. Asegura que las únicas que cuentan son las niñas de dos años de edad, pues piensa que desde que una persona se arregla las uñas, se depila las cejas y se cepilla el cabello, "ya deja de ser natural".
Para muchos en las redes sociales, el cuerpo de Yenis es desproporcionado. Sin embargo, ella se defiende y dice que su figura es armónica: “el tamaño de mis glúteos, mis senos, mis piernas y cintura está proporcionado. Todo es uniforme en mi cuerpo”. “Mi rostro, labios exagerados no tiene; me veo como una Barbie con busto y trasero de volumen”, agrega.
Según Felipe Zapata, cirujano plástico, estético y reconstructivo de la Universidad Nacional Autónoma de México, hoy en día lo que prima es la inconformidad en el ser humano para consigo mismo. Sin embargo, “hay límites en lo realizable y las recomendaciones del cirujano siempre deben conllevar al concepto de proporcionalidad”, afirma el médico.
Yenis, quien considera que la mujer más encantadora es la que está “operada”, piensa que de 20 personas, 19 quieren tener su cuerpo. Dice que aquellas mujeres que la critican negativamente, lo hacen porque la envidian y que los hombres que también desaprueban su apariencia física, simplemente son homosexuales. "Sólo los gays pueden criticarme porque quieren ser como las mujeres", afirma.
Según Diazgranados, una persona que tiene la autoestima tan elevada posee un pensamiento megalomaníaco: “una idea delirante de grandeza que la hace pensar que es superior a todo el mundo”. Yenis dice saber que todas la critican, “porque a la larga quieren es tener su cuerpo, no por más”. Frente a esto, el psiquiatra precisa: “lo que hay en el fondo es un sentimiento de inferioridad que necesita ser compensado, y una manera de hacerlo es diciendo todo lo contrario de como en el fondo se siente”.
Diazgranados considera que, aunque no todas las personas que se someten a cirugía plástica tienen trastornos mentales, en el caso de Yenis –quien dice no tener ningún referente para imitar, pues “ninguna es competencia para ella si se observa lo especiales que son sus proporciones”- podría decirse que sí, dado que en ella se ve una patología mayor a la que “desafortunadamente” los cirujanos no parecen prestar atención, algo que –según el psiquiatra- raya con la ética profesional.
Yesid Martínez, el cirujano de Yenis, dice que nunca ha estado de acuerdo con el volumen de su cola, pero que en vista de que su paciente quería tenerla más grande, terminó colocándole una prótesis tras haberle injertado grasa. “En Yenis hay armonía de la cintura para arriba, pero de ahí para abajo el volumen posterior no va con el resto del cuerpo”, dice Martínez.
“Yo le llamo la atención a todos los hombres, desde el más pobre hasta el más rico”, dice Yenis, quien cuenta que aquellos que han sido pareja suya son tipos adinerados, empresarios en su mayoría. Según la médica, un hombre siempre busca que la mujer lo haga ver, que lo haga notar a donde llegue. Y más si se trata de personas con mucho dinero.
Los limites que se pueden alcanzar por la belleza son
infinitos, los riesgos aun mayores, y las consecuencias desastrosas, la
necesidad por la perfección lleva que muchos expongan sus vida a una muerte
inminente, casos como las inyecciones de colágeno o botox que no termina siendo
esto si no cosas impensables como aceite de bebe, de cocina o incluso aceite de
autos, lo cuales son utilizados por inexpertos para dar volúmenes al cuerpo, en
el rostro, en los glúteos, en los senos, llevando en la mayoría de los casos a la
muerte.
que obsesión es la que nos invade, que queremos lograr, ¿aceptación?, pero de quienes si todo debe de comenzar desde uno mismo, cabe resaltar que somos seres sociales por naturaleza, pero poner en riesgo la vida tan solo por alcanzar un máximo de aceptación, de ser adorado por muchos, idolatrado, simplemente por la forma en la que nos vemos, igualmente no pasa solo con lo plástico, los procedimientos estéticos, de igual manera pasa con las modas que están surgiendo, los tatuajes, piercings y modificaciones personales, están alcanzando niveles inimaginables de popularidad lo que nos convierte en circos andantes, llenos de plástico y tinta se pueden alcanzar esos niveles de otras maneras, lo intelectual hoy en día esta entrando en una etapa de furor, destacarse por los logros adquiridos cobra mas valor y es algo en lo que muchos se deberían de enfocar.
A través de la historia los parámetros que miden lo que es
bello y lo que no fueron variando según los aspectos culturales y sociales de
cada época, en cada uno de estos periodos gran parte de la sociedad se ha
preocupado por lograr el ideal de belleza establecido, convirtiendo a la
hermosura en una meta difícil de alcanzar.
Pero si de algo estamos seguros, es que un porcentaje alto
de la humanidad rinde culto a la imagen, muchos de estos pasando por el quirófano.
La práctica de modificar la fisionomía es
una práctica occidental muy socorrida, por el deseo de ocultar nuestra edad,
muchas de las veces con resultados desastrosos, a lo que no optamos por llevar dignamente la fisionomía de envejecer de manera natural.
Los conceptos de belleza son dinámicos y dependientes de la mercadotecnia
y de las figuras que la impulsan, pues en los 60’s cuando se hablaba del cuerpo para vender
productos, en películas, fotos, o anuncios eran cuerpos mas llenos, mas trozos,
con mas curvas y conforme se operaba en esa época, así mismo operaba la
sociedad, entonces necesitamos una búsqueda por lo natural, y esto a su vez va
en conjunto con la belleza, pero en la actualidad lo que buscamos es quitar
esas cosas que no nos gustan y que hacen que perdamos la armonía en alguna
parte de nuestro cuerpo, a lo que quitar los defectos y armonizar la figura se
vuelven la premisa fundamental de muchos.
Hay muchos quienes poseen un estilo diferente y atípico al
de aquellos que rinden culto a la belleza estereotípica, sin embargo las
exigencias sociales y culturales obligan en gran medida a hacer el esfuerzo
constante a parecernos a los individuos que lideran la escala de belleza.
El artista Fakir Musafar, mundialmente reconocido como el verdadero fundador del movimiento cultural conocido como el primitivismo moderno, es una gran personalidad dentro del mundo del arte de la modificación corporal, especialmente por el desarrollo de técnicas de perforación, tatuajes, corseting y suspensión. Te invito a que hoy conozcamos algunos detalles sobre este icono del mundo del arte corporal.
Originalmente nacido bajo el nombre de Born Roland Loomis y popularmente conocido como Fakir Musafar, es considerado como el padre del primitivismo moderno o urbanismo primitivo, así como también una figura icónica dentro del maravilloso mundo del BDSM, el kink y otras comunidades fetichistas. Ello se debe al largo trabajo que Fakir ha desarrollado durante décadas no sólo registrando, compartiendo y enseñando los estilos de vida de varias de ellas, sino también practicándolos.
Fakir Musafar nació en el estado de Dakota del Sur, Estados Unidos. Según el propio artista lo afirma, él comenzó a tener sueños de vidas pasadas apenas a los 4 años de edad, a los 12 se realizó su primera perforación y a sus 30 años realizó la suspensión de tipo O-Kee-Pa por primera vez. Sus sueños despertaron en él un profundo interés por los rituales tribales primitivos, muchos de los cuales le provocaron gran fascinación y practicó durante años a escondidas.
De joven estudió ingeniería eléctrica, se graduó en la Universidad Estatal del Norte y logró una maestría en escritura creativa en la Universidad Estatal de San Francisco. Trabajo en los más diversos sectores que uno pueda imaginar, pero su primera presentación en público, realizando sus rituales y la exposición de sus trabajos, fue en el año 1977, en la Convención Internacional de Tatuajes en Reno, Nevada. Además, esa fue la primera oportunidad en la que utilizó el nombre de Fakir Musafar.
Desde aquel glorioso día, Fakir pasó a ocupar un lugar de especial admiración en el mundo del arte corporal, desde donde se lo vió como una suerte de chamán, artista de renombre, maestro de la perforación y especialmente de la modificación del cuerpo. Fakir ha dedicado los últimos 50 años de su vida a este arte, reviviendo viejas técnicas del tatuaje, la perforación, el corseting, la escarificación y la suspensión, basándose en el arte ritualista de antiguas tribus primitivas, dando vida al movimiento conocido como “primitivismo moderno” o “urbanismo primitivo”.
El arte de Fakir Musafar es provocativo, intenso, con un aire sagrado o ritualista, evocador, misterioso y sin dudas, impactante.