martes, 20 de mayo de 2014

Belleza en el Renacimiento

El Renacimiento tiene un canon de belleza semejante al del mundo clásico. Así, se basa sobre todo en la armonía y en la proporción. Italia se convirtió en el referente artístico y todas las artes reflejaron ese canon de belleza del mismo modo. 
Dentro de las producciones artísticas, han quedado como emblemáticas en la historia el David de Miguel Ángel como canon de belleza masculina (aún hoy referente publicitario) y El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli de la femenina. 
Al ideal de belleza masculino todo el mundo tiene en mente, la fabulosa escultura del David de Miguel Ángel, tan sólo se le podría añadir como otras características los cabellos largos y relucientes, las cejas pobladas y marcadas, una mandíbula fuerte y unos pectorales anchos. Este canon esta aplicado  por lo general a figuras jóvenes.

Las características son bien conocidas: piel blanca, sonrosada en las mejillas, cabello rubio y largo, frente despejada, ojos grandes y claros; hombros estrechos, como la cintura; caderas y estómagos redondeados; manos delgadas y pequeñas en señal de elegancia y delicadeza; los pies delgados y proporcionados; dedos largos y finos; cuello largo y delgado; cadera levemente marcada; senos pequeños, firmes y torneados; labios y mejillas rojos o sonrosados. Todos tenemos en mente la escultura del David; tan sólo añadiré los cabellos largos y relucientes, las cejas pobladas y marcadas, la mandíbula fuerte, los pectorales anchos, y que son figuras imberbes por lo general. De maquillaje tenemos sólo el colorete y el carmín para esos tonos rosas de la cara. Eso sí, el vestido es bastante suntuoso, aunque los renacentistas, en su afán por mostrar la perfección corporal, gustaban de mostrar la desnudez de los cuerpos. En el siglo XVI Catalina de Médicis, que dedicó gran parte de su tiempo al estudio de ungüentos y mezcla de cremas, al convertirse en reina, propulso el arte de la perfumería en Florencia. Y una de sus mejores amigas fue quien instaló en Paris el primer Instituto de Belleza. 


Aun así todavía, a pesar de los cambios, la higiene y aseo personal dejaba mucho que desear. 

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